Yacía en el alba un vagabundo
con el rostro besando las praderas,
tenía la esperanza de encontrar un rumbo
al ver por vez primera la jovial primavera.
Caballero errante de marchitos ideales
ten una estocada de consciencia y
abstengámonos de estas sociedades
hambrientas de magra ignorancia.
Sosiega tus prejuicios de falaz lucidez
para así envenenar el vacilar de tu mente
con un abrazo de candidez
y besos de sapiencia alocadamente.
Bohemio juvenil, ¡Quítate las vendas grises!
Acaso, ¿ No ves nuestra idiosincrasia tan maltratada?
No te enamores de esas cómodas vendas,
que pueden dejarte ciego para siempre.
Sube a mi tren. Toma mi rumbo ,
pintemos un futuro menos fingido
y vierte la escasa pureza de tu ser
en este estanque de sociedad utópica.