Gracias por darme un empujón
que me sirve para soñar;
para volver a ser
aquel Peter-Pan,
que -en realidad-
nunca olvidó a Campanilla
Qué maravilla saber,
que al otro lado de la rutina
hay una vida que rima
el azúcar con la sal
y el salitre con la saliva.
Y una Luna que está.
y me espera ,
y me consuela
y seca las lagrimas
de mi almohada.
Por que en realidad
el ayer no vale nada.
Sólo el aquí y el ahora.
Sólo sirve la aurora
que dicta mis versos.
-Sólo eso y nada más-
LEUGIM