Acabe siendo solo arena en un mundo donde el viento sopla fuerte.
Acabe arrastrandome por desiertos eternos, alejandome poco a poco.
Me amañataste, robaste mis ojos, mis besos,
dejandome tirado junto al consuelo de quererte.
Realmente mis manos se cubrieron de cicatrices
y ya no puedo acariciar un rostro que me sigue desangrando.
Lemos Maximiliano Daniel.
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