Un cero, eso soy yo.
Un ser que no quiere ser,
que está aquí porque dios lo quiso
según dicen. Y fue así que sin previo aviso
en este putrefacto mundo su cuerpo vino a caer.
No tiene nada que ver
que este insulinodependiente
viniera aquí de ese guiso un tal día como ayer,
asocial y estrafalario, intelectualmente indigente,
a su pesar buena gente, escaso de saber querer.
Hubiera querido ser
un ser muerto medio vivo,
sólo un sujeto pasivo sin capacidad de pensar,
para en su atalaya observar sin tener que ser esquivo
analizarlo osar o cometer el error de pretenderlo cambiar.
Para mi penar yo vivo
y aunque intento no consigo
parar ya de investigar, razonar, discernir, calificar…
Esclavo de mi razón, tozudo en busca de explicación
no la encuentro y esta incertidumbre me causa una desazón.
Más veo, más confuso ando
y este embrollo me carcome.
miro al frente caminando, mis ojos se están nublando,
y aunque yo sigo intentado que la verdad siempre asome
ando, ando, ando y ando y es el negro que a la luz se sobrepone.