Yo soy mi propio yo
y como tal, existo;
Soy cuerpo que deambula
y cerebro que piensa.
Camino por la vida
Pensando a cada instante,
Me gusta ir de subida
Como al buen caminante.
Conocer el detalle
Sobre todas las cosas,
La mujer de buen talle
Y el aroma de rosas.
La sonrisa del niño,
La mirada de novia,
Cultivar un cariño,
Sacudirme la escoria.
Y me gusta elevarme
Sobre mi pensamiento,
A solas deleitarme
Con gran recogimiento.
Abrazar con firmeza
Sueños con ideales,
Expresar la belleza
Con versos musicales.
Escuchar el gorjeado
De las aves cantoras,
Sin mirar si han pasado
Incesantes las horas.
Contemplar las estrellas
Titilantes de frío,
Y cantar mis querellas
A la orilla del río.
Recoger de mañana
Florecillas silvestres
Y escuchar la jarana
de las casas campestres.
Pasar sobre el follaje
Por el bosque sin prisa,
Contemplar el paisaje
al aspirar la brisa.
Si del entendimiento
Siempre estoy orgulloso,
De inspirar sentimiento
Me siento más gustoso.
Cuando miro el camino
Tan largo, tan abrupto,
Me impongo mi destino
Con rigor incorrupto.
Porque sé que esta vida,
Por ser tan corta y dura,
Tiene que ser vivida
Con la mayor cordura.
Forjando la existencia
Más plácida y fecunda,
Limpia nuestra conciencia
De toda mancha inmunda.
Siguiendo el ideal
Que alienta nuestro sueño
Y haciéndolo real
Con singular empeño.
Sólo así llegaremos
Al final del sendero,
Donde comenzaremos
Otro más duradero.
José Bernardo Romero Núñez
BERNA