Tiene un sueño. Volar lejos. Pero no de aquí. No, de sí. Sí, lejos de sí misma. Se siente prisionera en sí. Pierde tiempo de felicidad en tristeza y sonrisas en lágrimas. Pierde el sol de una vida que alguna que otra vez le sonrió, pero que hoy ya no luce ni sol ni sonrisa. Las montañas parecen obstáculos, o tal vez una barrera que esconde una vida mejor. Siente dejarse llevar por el tiempo, pero este no pone el agua en su cauce, pues el agua es turbia y el cauce está lejos. Pasea por las vías de un tren sin rumbo. Por un camino que, según ella, no le lleva a ningún sitio. Pero sí, allí están las montañas. Le digo que camine, pero está débil. Saca fuerzas de su maltratado corazón y de su marchita alma. Se acerca al valle, pero no parece llegar. Cae, se levanta, vuelve a caer…