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Frutos de una búsqueda
FRUTOS DE UNA BUSQUEDA
Obra del mas diestro pincel
matizada en el lienzo del amor,
hábilmente oculto para mi, señor
que al fin he llegado a comprender,
creación sin precedentes que te atañe .
Altivo va el viento entre la bruma
entre oscuras y enormes nubes vuela bien,
en busca de su antiguo amor platónico, su luna
y tardío su silbato enamorado llega a rodear su bella,
y ella, envuelta en dorada estola besa, y despide a su astro rey.
También altiva y aún entre suspiros, mi madre valerosa va
en soledad, oscuridad entre sus venas, senderos escabrosos
entre penurias, día triste noche amarga y no se arredra,
poco importa su cansado cuerpo, pies hinchados qué mas da ?
Así como el viento que a causa de la lluvia llega tarde
se retuerce ante su amada y le pide perdón por su tardanza,
ella también como el coloso aquel, se abriga en esperanza
y su anhelo abraza, se arrodilla y de su rosario el cristo besa
le reza y le suplica que le encuentre, su hijo que se ha ido.
Oh ! madre mía, con la misma energía del principio te enderezas
y allí vas de nuevo entre sonrisas, paso firme cuerpo erguido
jamás te has vencido, y no ahora ante un simple huracán
que solo trae el cierzo ávido por refrescar tu creciente ímpetu,
que camina a la sombra sublime del inmenso amor que das
a todos y cada uno de tus hijos, incluido aquel que buscas.
Has buscado en todos los rincones y escalado todas las pendientes
y retrato en mano, usual pregunta en todos los cantones
señor, señora, ha visto un joven así entre la gente ?
no no, responden con tristeza algunas de las veces
y otras, dicen no haber visto ni hablado a gente extraña.
La fe retuerce su cintura y atrás vuelve su mirada ansiosa
parece traspasar todas las murallas, todas las miradas
no se rinde y de la mano suave de esperanza
aguardan que su hijo amado salga sonriendo entre la nada.
Las virtudes ahora también lloran, presienten larga espera
de los ojos de ambas brotan púrpura sus lágrimas
que mejilla abajo lentamente ruedan, claman
ven hijo mío, ven, apura el paso pronto ven.
y ha quedado aquella imagen de mirar tan triste
suplicante de más búsqueda, ojos que llueven,
congelada, atrapada en el tiempo para siempre.
El tiempo ha llorado por largos e interminables días
y deja en cada uno, un mar creciente de tristeza
soledad y sin sabores, escondidos a espaldas de la vida.
agazapada tu carita entre tus tibias manos ,
desea esconder el enorme desaliento de tu cuerpo
.y la cruda no descrita angustia de tu alma,
Que ahora divaga lentamente de brazos caídos,
observa la ya tendida y oscura manta de la noche
y sólo ha encontrado senderos atestados de vacíos.
El llanto del sol inagotable otorga su luz bien esparcida
y por una madre como tú, siempre fue bien recibida,
maravilloso y vasto el fruto dorado de sus rayos
que muy delicada y sutilmente penetraron en almíbar
a tu noble sufrimiento de esperanza ya baldío,
envolviendo suave y dulcemente tu amargura
y en oro siendo tejida, de tus pesares la atadura.
Nunca me encontraste, porque nunca me perdiste,
y la lluvia de tus ojos y el huracán de tus sollozos
ganaron entonces los favores celestiales,
la luz divina te mostró el más amplio sendero
para hallar mi camino y mis más puras verdades,
que solo tu constancia , tu amor verdadero,
y tu oración sacarían de muy lejanos parajes.
Eme aquí entonces madre en caminar sereno,
pero ansioso a tu corazón, en paso seguro y bueno.
Oh ! mamacita, al fin en cara de la tristeza ríes,
y lloras de extraña y muy lejana alegría
regalo que de tu corazón jamás debió salir,
pues plagado estuvo el ambiente de felicidad,
sabiduría y amor, cuando Dios consintió abrir
la ventana de tu corazón y llenar tu interior
con tanta dulzura y candor.
Autor: Francisco Javier Betancourt ( COSMOS )
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