Siento tu aroma que se impregna en mí, tus manos inquietas ruedan por mi cuerpo, mientras mis labios deseosos buscan los tuyos, inhalo tu aliento, miro tus ojos, esos que me hacen desaparecer, olvidarme del mundo, sin importar el qué dirán, olvidar quien eres, olvidar de quien eres, ahora yo soy tu dueña, solo por unas horas, mientras tú, siempre eres mi dueño, me pierdo en tu cuerpo, en tu ancha espalda, tus fuertes brazos, hasta quedar agotada en tu pecho, sabiendo que pronto debemos partir, a enfrentarnos al mundo del que por unos momentos logramos huir.