Sé que no debería
pero el miedo atropella.
Entiendo que no es justo
y sigo a su lado.
Simplemente es costumbre,
costumbre de asirme a su brazo,
de refugiarme del temor más negro.
Entiendo que todo es un culto,
un ritual que me defiende
de un camino empinado,
un sendero atravesado con muletas que duelen.