Alguien lo invocó
deja de ver y escucha
mis ojos ya no se derraman
pero están perdidos
Esta canción que enmarca la noche
parece llorar
Es la trova de las vigilias
que en este pueblo se entona
como una oración
Duerme el solitario
la intemperie trata de ahogarlo
en esta bóveda
en la sempiterna boca
de la playa no alcanzada
y lo envuelven y siguen
las noches de Araya
pero aún no sale la luna
y el mar se convierte en ardentía
Caigo en esta arena movediza
preso en el nido de lo caduco
casi sin latidos
en el doblez de la entrega
calado en un rincón de la noche
en el término de una isla semihundida
cerca del suelo donde terminan las calles