No hay mejores días, que esos días
Donde sé que quizá podré verte,
Y perdernos en las alegrías,
De estar juntos hasta volver a perderte,
Buscarte en las tardes, dichas grandiosas,
Como las de tomar tus manos suaves,
Y soltarlas solo hasta que estén sudorosas
Soltarlas discretamente secarlas volver a tomarlas.
Y de noche extrañarte desde el crepúsculo hasta el alba,
Y no saciar mi sed de ti en mis sueños,
No saciar mi cuerpo y mi alma,
Morir de ansias de verte hasta que el sol de nuevo nazca.
Aún me queda la sensación del beso de ayer,
Aún tiemblo del sólo recuerdo,
Y cómo olvidar lo que pasó al ver,
Cuando tus manos rozaron mi cuerpo.
Cuando jugaste con tu cabello,
Y embrujaste mis ojos en tu mirada,
Cuando te envolvía con mi cuerpo.
Y me pediste que jamás te soltara.
Eso sobrepasa el recuerdo,
Eriza mi piel y me exalta,
El recordar tu cuerpo y mi cuerpo,
Recostados amándonos eternos a través de la mirada.