Cuando la invitan a los cumpleaños
Carlota usa ojotas.
Y todas las chicas la miran con curiosidad y malicia,
pues no saben que para ella calzar así
es una verdadera delicia.
Carlota en la escuela lleva ojotas.
Y ayer la maestra le advirtió
que medite un rato
y se compre un buen par de zapatos.
Carlota, cuando hace gimnasia
en el parque, va con ojotas.
Y se niega a usar zapatillas
cuando hace ejercicios o trota.
Desde mi ventana,
yo la veo y me rio,
cuando la veo caminar
con sus ojotas,
durante las mañanas de frio.
Cuando corre carreras con sus amigas,
no se cambia las ojotas,
y es tan veloz,
que nadie la derrota.
Carlota, en la discoteca, entra con ojotas.
Y a pesar de que el personal de seguridad
le impide la entrada,
ella los convence con su tierna e inocente mirada.
A Carlota le gustan las ojotas.
Y odia las sandalias
porque más de una vez
le lastimo uno de sus pies.
Carlota, en su casa,
tiene una colección de ojotas;
una de cada color,
y una para ocasión.
A pesar de lo que les conté, Carlota,
cuando va al club y a la pileta no usa ojotas.
Se la puede observar muy feliz
con unas viejas botas rotas.
Carlota usa siempre ojotas...