La última página del mejor librito
que a llenarlo de ternura tu amor propuso,
cuando mi amor confió por ser iluso
es lo que el dolor ahora deja escrito.
Todo comenzó como un sueño sideral
cuando solo y triste me encontraba;
lo que nunca jamás pensaba,
es que ese amor me pusiese mal.
Solo vivía anhelando amor,
que clamando al cielo vivía por ello;
hasta que de pronto aparecieron tus ojos bellos
a duplicar la condena, de mi eterno dolor.
Me vendiste un disfraz de alegría,
y yo caí en aquel engaño;
ahora no soporto el terrible daño,
ni aquel dolor, ni la agonía…
Aunque me dejaste libre estoy cautivo,
prisionero y esclavo de mí mismo;
toda la vida se me ha vuelto un abismo,
en el que me lanzo, muero, y sigo vivo.
Vivir no es solo comer y respirar,
como lo hace el mundo en su audaz porfía;
no es luchar por volverte mía…,
si no más bien; ser amado y también amar.
Tan solo espero las horas de la noche negra,
y bajo los árboles de nudosos troncos;
uno mis quejas a la de los cierzos roncos,
por haber perdido lo que a mi alma alegra.