Esta tarde se arrastra, como la brisa a los desiertos clavados, lentamente deambula, lentamente, el viento saca sus ojos y observa una a una las flores nacer, la luz convoca su amarillo y se detiene frente a los campanarios a observar los relojes vacíos, una lluvia se contiene y decide seguir sentada allá arriba, a observar las sienes de los ríos… y hoy les da tregua. Esta tarde las horas y los minutos emigraron, no al norte y sus ordenanzas, no al sur y su letargo, no al este y su cíclica rebeldía ni al oeste apaciguado… esta tarde las horas se fueron hacerte compañía.
LRL
28-1-2014