Traviesos, rubios y resortados cabellos
Que juguetean con el viento
Despertando deliciosos aromas
Que emanan de esa suave cabellera
Y que detienen todo a su paso
Cabellera que adorna
Un redondo rostro
Del que emergen cual guardianes del alma
Dos grandes y profundos ojos
Ojos claros, miel o caramelo
Tienen tantos tonos cual océano
Cuando son atravesados
Por el sol imponente
Así como imponente es esa esbelta figura
Con una talla de reina,
De princesa de cuento
Que a su paso va atrayendo miradas
Despertando deseos… y
Pasiones desdeñadas
Desdeñadas por ese gran orgullo y altanería de sus gestos
Que contrasta con la humildad y sencillez de su alma