Hector Adolfo Campa

Tras una muralla de fuerte cristal...

Esta noche conocí a un sujeto,

Un tipo muy parecido a mí.

Tenía la misma mirada

Suplicante, solitaria,

La misma piel ceniza

Por el tabaco y el descuido,

Unas obscuras ojeras

Ancladas a los parpados,

Y la misma boca árida

Carente de las palabras y llantos,

Secada por los besos

De viejas mujeres

Que perdió como yo perdí.

 

El tipo estaba lavándose el rostro,

Tras una muralla de fuerte cristal,

Miraba mis ojos como alejándose

Tras un portal,  saltando una valla.

Una cruel verdad me mostró.

 

Era un espejo al que veía,

Y el sujeto no era otro

Sino mi propia vida.

Qué triste epifanía…

…ese pobre tipo,

Que dormir no puede,

Me busca en su reflejo,

Para hallarse en mi rostro;

Sufre al descubrirme,

Con la misma pinta,

Los mismos errores

Y las mismas caídas;

¡Qué triste ha de sentirse,

Ver otro mundo

Donde has perdido el rastro

De las dulces fantasías!

¿Imaginas mis dolores,

Al ver a ese bosquejo

Sufrir el profundo

Deseo de verse,

En otro universo,

Con mucha alegría,

Con amor, cantando

Junto una dulce

Compañía,

Pero, en cambio

A ese ensueño anhelado,

Verse de nuevo,

Como un esqueleto,

Con los mismos tropiezos,

La misma agonía,

El mismo alcoholismo,

La misma sonrisa

Mal habida,

El mismo hombre

Desesperado?

¿No es suficiente espasmo,

Cómo para sentirse

Hecho pedazos,

Cómo para rendirse,

Sentirse desahuciado,

Sufrir la ironía,

Y mirar a otro lado?

Me sentí alegre

De no ser aquel tipo,

Pues yo puedo,

Con toda alevosía,

Decir que aún puedo,

Sentirme como

Un sujeto altanero,

Que de noche y de día,

Se ríe del espejo.

Apagué la lámpara,

Encendí un cigarro,

Y canté melodías,

Que sólo conocemos,

Los que se encaran

A su lado sensible

Y humano.