EL AMOR ES SUFRIDO
Acostumbré a llorar mis ojos,
a sumir la nostalgia
a través de mis nasales,
me acostumbré a sentarme en el olvido,
a oír el soliloquio de mis penas,
aprendí a rasgar paredes de egoísmo,
a transitar en valles de penumbras,
a palpar la frialdad de las promesas.
Me acostumbré a la noche sin estrellas,
a las noches opacas y vacías,
a perder mi mirada entre las sombras,
a rebuscar razones en el tiempo.
Quemé con mi pesar las horas,
me harté de llenarme de la espera,
de estar en el zaguán de los recuerdos,
de vivir solamente de anhelos.
Desesperado, pobremente triste…
se desdeñó el brillo de mi risa,
ceñí la impresión de otras miradas,
en un rincón incierto deposité esperanza,
hurgando más allá del horizonte,
mas allá de palabras y de gestos,
aun sin fe… buscando mas allá del alma.
¡Porque para aprender eso de amar… se sufre!
¡Porque es que la vida se empecina
en creer en algo tan abstracto!
¡Porque es que se ilusiona de un celaje!
¡Porque uno se adueña del pasado
y la melancolía de unos labios!
¡Díganme a ver… el porque de las penas!
¡De la tristeza sóla y conformista!
¡Porque el sufrir por alguien que te ignora!
Está el adiós, el renunciar al beso,
el tomar tus valijas y alejarte,
el darse por vencido y olvidarse…
existen otras formas de ser indiferente,
de no apreciar la lluvia que te moja,
de no querer quizás oler las flores,
de perder el anhelo por las cosas.
Pero después te fusila la duda,
granadas de tristeza se detonan
en tus pupilas lerdas,
tu saliva se pega al cielo de tu boca,
en nada encuentras gozo ni sosiego,
la corte de tus actos ahora te juzga…
culpable o inocente el veredicto,
el sadomasoquismo te persigue/
y hay una inconclusa que todavía se esconde
detrás de mil pretextos y razones necias…
el porque de las cosas y del llanto,
el tímido porque… porque al amar se sufre.
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