Ciudad teñida de añil, de citas huera,
de calles amordazadas sin consuelo
¿quién te ha dormido, por qué el viento
no anda ya pululando en tus aceras?
Ni tan siquiera se oyen ya tus plañideras
desplegando sus oráculos al cielo.
Sólo el silencio respira en un lamento
junto al aura dormitando prisioneras.
Un grito ¿quién ha osado? ¿quién lo pega?
ese chillido que brama rebotando al infinito,
¡maldito tu y siempre tu serás maldito!
¡que se vaya de una vez a las afueras!
Dejen sonámbulas suspirar a las acacias
desfilando por los aburridos arrabales,
de puntillas va la ausencia dando gracias,
la noche ya llegó y se cubrió de chales.