Quién fue ella para ti, me preguntó el corazón,
Entonces me sonreí y mi cabeza bajé;
Dando pasos hacia atrás al pensamiento aclamé,
Y me llegó una respuesta y entonces le dije así.
Si supieras corazón, que yo mismo no lo sé,
Te diría que una ilusión o una aventura tal vez;
O la mujer que soñaba, entre mis brazos tener,
Pero sólo te aseguro, que ha sido, la mujer que más amé.
Su amor se desvaneció como el agua entre los dedos,
O como humo de un fuego, que la briza arrastra lejos,
Con eso no sé si al fin, te contesto tu pregunta.
Si tú mismo has comprendido, que sufrimos por su culpa.
Me preguntas para qué, eso aumenta el sentimiento,
De los hombres cuando aman y su amor se marcha lejos.
Ya ella se ha marchado, tal vez nunca vuelva a verla;
Sólo le pido a Dios que de tristeza no muera,
Si al pasar el tiempo un día, se ve que se encuentra sola,
Y recuerda que la amé, más que el mar, ama a sus olas.
Quién sabe si arrepentida, quiere tocar a mi puerta;
Pero al llegar no se atreve, la domina, la vergüenza.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita