Los rayos matinales asoman
en flujos de doradas caricias
pareciera una gemela aurora
aguardando su viso en premisa.
Los pétalos en magnas corolas
con su polen perfuman la brisa
posando las magnolias mondas
en alfombra de flor y albricias.
A mi amor, que ya no demora
le he vestido mi maja mesita
con mantel de violín y bandola,
porcelana y candente bebida.
Afin cuerpo, acidez y aroma
el origen del café avisa
en la taza un festín que pregona
degustar con gran gozo en sonrisa.
Sus pestañas finalmente adornan
el paisaje en mi pecho y pupilas
en curioso ademán hoy, su boca
evade encuentro con labios, mejillas.
En mundos lejanos de estroma
el azul de sus luceros levita
un sorbo, silencio... hematoma,
una epístola de sangre en cornisa.
No hubo estro, poema ni oda
no hubo lírica en su despedida
sólo un café, un beso... un axioma,
¡una mueca sellando su huída!
Copyright© 2014 Rocío Vega-Ponce