Sigue cayendo la lluvia
desde los ojos de mi alma.
Sigue mojando ilusiones
a través de mis pestañas,
que se cierran y se abren
como si fueran persianas,
humedeciendo razones
y ahogando todas mis ansias.
No hay dolor entre mis lágrimas,
pues las lágrimas no sangran.
Tan sólo riegan deseos,
y los deseos se agrandan,
dando fuerza a los motivos
que ennoblecen mis andanzas.
Lágrimas que crean vida…
y sin la vida… se apagan.
Andrés Mª Contel
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