Con el alma rota
y la vida en un puño,
en la chimenea secan mis botas
y en tu ventana marcha el humo.
Las vidas que perdí son imparables
los minutos ganados son inservibles,
las amistades que tengo son inseparables,
los que dicen que están son invisibles.
Muchas de estas rocas nos dañaron
en mi oido ya entra el agua y su sonido,
los vuelos de los pájaros nunca se desviaron,
y mi mejor amigo siempre me recordará lo vivido.