El sol se encumbra
al medio día
hay estío en el aire
e invierno en mi vida
los pedregales brillan
acariciados por el viento.
Hay un rumor de madreselvas
a niñas paseando y cantando.
La vieja iglesia
sosteniéndose aún
cuando el sol va a morir
en el ruboroso horizonte.
Las montañas al occidente
lloran y el San Pedro
se alimenta de este llanto
y este a su vez morirá
en el gran océano.
El sol se resiste a morir
sus rayos suspiran y extienden
sus graduales quejas
suplicando ante lo inevitable
es entonces cuando hay estío
en mi alma y frio en mi pueblo:
Las flores taciturnas se acuestan
en su rutinario descanso
las madreselvas huelen a sapos
a grillos, a gitana luna.
Las niñas se han marchado
se despierta el nocturno reino
a la caliginosa iglesia
van los murciélagos ciegos.
ya no hay más tarde
en mi pueblo.