Éstas, las que tú
nunca querrías escuchar,
pero no por maldad,
igual debo decírtelas.
No puedo quedar callado.
Me es imposible abstenerme,
de expresarte
todo el dolor que siento.
Pusiste tu pie
sobre mi cabeza,
y hundiste todo mi cuerpo
hasta llegar al infierno.
Satanás no estaba allí,
no lo conozco,
ni siquiera sé que existe.
Pero tú sí existes,
y me enviaste hacia las llamas...
que carbonizaron mi cuerpo, mi alma...
Mis palabras que lleguen
a tus ojos, a tus sentimientos...
¿Es que tú tienes sentimientos?
¡Los tenías!...
Y ahora, están ausentes...
Tú existías en mi vida,
eras... a la que más amaba...
Tanto como a mi propia madre
cuando vivía...
Aún la recuerdo...
Nunca podria dejar de recordarla...
Porque ella me dio la vida,
y me cuidó con amor,
hasta que tú apareciste...
Por amor a ti,
abandoné un poco a mi madre...
Ella ya no existe
pero sí en mi alma, eternamente...
Y a ti te digo:
Soy un ser quemado
por las llamas,
a las que tú
me has enviado...
prefiero morir carbonizado,
antes que estar a tu lado...
Derechos reservados de autor(Hugo Emilio Ocanto - 01/02/2014)