En la misma cama estuvieron soñando,
aquellos dos culpables,
que dejaron llevar el deseó arrastrando,
al álamo de los nobles.
Dichas de pureza, pecado y perversión,
que desató el encuentro,
esperado durante días, con devoción,
una obra de teatro.
Dos cuerpos maduros desnudos,
formado uno sólo
apretando la codicia en nudos,
del encuentro casual sin fondo.
Tal vez volverá el ansia de verse,
tal vez se topen,
tal vez no llegarán a besarse,
tal vez nunca se rosen.
La pasión fue la testigo del oficio
dónde por momentos rieron
bajo las cobijas del silencio
cuando terminaron sufrieron.
UN AMICO