Dios eres mi amigo, siempre estás presente,
Nunca estás ausente, eres fiel abrigo;
Siempre Tú me ayudas, con desinterés
Cambias el revés y los males mudas;
Tal es tu poder, que hasta al malo inclinas,
Su maldad declinas, no puedes perder;
Y lo que es dolor, con tanta grandeza,
Se torna belleza y sublime amor;
Tan grande es tu gracia, tu inmenso poder,
Que jamás perder será verbigracia;
Por eso te adoro y tanto te admiro
Pues siendo un suspiro, eres un tesoro;
Yo mi vida he dado a tanta ternura,
Grande es tu hermosura, tu poder sagrado;
Que soy muy feliz en mi lejanía,
Toda mi alegría es amarte a ti…