Enrique del Nilo

UN CAGATINTA NO MÁS

Me confieso farsante

cuelgo en mi pecho

el brillante rotulo

auto titulándome poeta

cuando solo soy

un maldito eyaculador precoz

que al corromper la pulcritud

de la cuartilla

con la excreta vulgar

de un minúsculo cagatinta

sordo a la melodía de la poesía

ciego a su color

 

Funesto y vil ladrón

que roba al paisaje su belleza

al abigarrar su color

y se atreve a reclamar

como de su propiedad

lo que el universo le da…

que alza las nalgas

como potranca en celo

cuando por clemencia

le dan el epíteto bendito

le llaman poeta

y afloja los esfínteres

para derramar mierda

a la que llama versos

 

¡Estúpido perverso!

quien derecho sobre la flor me dio

sobre la luz, sobre el agua,

sobre el amor

como puedo reservar derechos

sobre algo que vive,

palpita, respira,

me escupe la cara

y no atino a describir

con la exactitud que se merece

 

Perdón poesía

por reclamar como mío

lo que es de tu propiedad

 

Permíteme te suplico

seguir siendo mi fusil

para acribillar al maldito

que abusa de la propiedad,

del poder que da el dinero,

de bañarse de impunidad,

de abusar del anonimato,

 

¡¡¡Vamos poesía a pelear!!!