Después de ti el cielo,
la noche hecha para descobijar al sueño,
la confluencia de rumbos pertrecheros.
Después de mi el sol
el intenso fragor que remueve nuestros centros,
el paso exacto de la contrariedad al verbo.
Después de los dos la vida,
resolviendo con cada sensación que se apaga
la lluvia de infinitos días.
Después hoy,
merodeando cerca de la eternidad
cocinando de felicidad.
Sazonando la aproximación con besos y cervezas
trayendo la extrañeza de invitada a la mesa,
llevándonos a la cama las cerezas.
Cuento los segundos a tu lado,
chispo el corazón, tus músculos ablando,
llevo la caricia de paseo por la ribera de tu lago.
Te poseo,
como poseyera la serenidad al miedo
como poseyera el jardinero flores en su jardín secreto.