anfaber

Fantasmas-CARTA A MAMÁ

 

Eran tres enormes cabezas en la ventana, todas las noches, sin faltar jamás a nuestra cita .Yo tenía que hacer un gran esfuerzo para no mentir, para que de verdad  me doliera la panza. Lo pensaba con toda la fuerza de mi mente, como pienso con toda la fuerza de mi mente  ahora las cosas que quiero hasta que misteriosamente, milagrosamente aparecen. Así pensaba yo mi dolor de panza, para irme a dormir con vos, mamá  y por fin lo lograba, gracias a ese gran esfuerzo mental con el que procuraba ser completamente honesta. Iba de tu lado de la cama, sin molestar a papá, (papá dios),tenía que correr esos tres o cuatro metros que nos separaban de tu cuarto ,me parecía una eternidad llegar sin que me atrapen las cabezas que subían y bajaban en los tres vidrios de nuestra ventana, ¡es que sus rostros no me resultaban nada amables! .Ahora, a la distancia me doy cuenta que eran completamente inexpresivos, en realidad creo que era el tamaño de sus cabezas y ese vaivén de sube y baja  lo que me asustaba más.

Considerando que nunca sufrí un intento de ataque de parte de alguna de ellas, hubieran sido mucho más fáciles las noches de haberme animado a enfrentar ese terror que me paralizaba…por suerte estaba el dolor de panza que me llevaba hasta vos, mamá, en el otro cuarto de la casa.

Con el tiempo nos mudamos y las cabezas se fueron de la ventana, o se quedaron para asustar a sus próximos habitantes, mis miedos entonces empezaron a ser otros, asique el dolor de panza se quedó ahí constante y por supuesto se le sumaron otros síntomas, de todas formas  papá dios ya no estaba y yo no necesitaba tener excusas para pasarme a tu cama, mamá.Pasaron unos años y llegó el casamiento ,yo dejé de refugiarme en vos porque ahí estaba para protegerme el hombro de MI HOMBRE, que en algunas cosas se parece a papá dios y en otras a los rostros de la ventana, pero a esta altura de mi vida, completamente inofensivos.

Hoy estaba pensando en vos, mamá, tengo miedo que veas esas grandes cabezas en las ventanas de tu casa, porque sé que en tu casa no hay otra habitación  donde correr ni un hombro donde puedas apoyar tu cabeza. ¡No deberías estar sola, mamá!  Deberías inventarte un buen dolor de panza y mudarte a no más de cuatro metros de mi cuarto!

 

andrea