Dejame llevarte suavemente
y cerremos pronto las ventanas
y abramos el techo de par en par
que allá muy lejos de las nubes
donde tiritan ardientes las estrellas
seremos dos estrellas mas.
Dejame llevarte y ya no temas
que allá en el infinito
ya no hay nada que ocultar
y gritaré cuanto te amo
porque tan alto, los sonidos
no tienen cauce ni caudal.
Ahora sí, déjame tu entrega
humedecida, atravesada
aquí no serás una cualquiera
y no se ocultan las miradas.
Ahora sí, entrégate infinita
en mi lujuria manantial
si quieres gime una blasfemia
que aquí tan lejos de la tierra
no hay pecado original.