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Los Perros.

La naturaleza nos enseña día a día, pero es una enseñanza sutil.

Los perros son irracionales: no pueden pensar cosas abstractas y lo que llamamos inteligencia, carece de sentido para ellos. Aprenden, es cierto, pero están muy limitados.

Lo cierto es que no les hace falta ser dotados de inteligencia para expresar sentimientos. Amor, compasión, fidelidad, tristeza, alegría o cariño entre otros.

Aman a sus crías, pero no solo a ellas, sino a otras crías, porque ese amor les lleva a la compasión.

La fidelidad puede alcanzar límites insospechados junto a sus protectores, quienes les consideran el centro de su sociedad.

El instinto muchas veces determina su forma de actuar, pero en absoluto representa el concepto de maldad que, para eso, se necesita de inteligencia, cualidad humana, y tampoco la venganza, igual característica humana. Si se observan comportamientos agresivos, son solo el reflejo de sus propias experiencias, pero que pueden ser corregidos con algunas técnicas, porque fueron “aprendidos” por ellos y siempre se puede observar en sus ojos la esencia de bondad.

Los perros tienen solo necesidades básicas: comida, ejercicio y afecto y encuentran su estado de equilibrio en ellas, viviendo el “ahora”, en el presente.

La energía de amor siempre está fluyendo, aunque tú hayas tenido un mal día, no les interesa eso, sino que te regalan siempre el mismo amor, porque se encuentran en un estado de paz.

Los perros no tienen deseos, ni ambición, y lo más increíble: no mienten! Un estudio mostró que los perros identifican el tamaño de otro perro por su gruñido, o ladrido. Al procesar un ladrido, enseñaban a otros perros, imágenes de 3 tipos de perros —pequeño, mediano y grande, y en 95% de las veces, estos perros miraban a la imagen que correspondía fielmente al ladrido emitido, del tipo que trataba —un perro pequeño, mediano o grande. No mienten sobre su tamaño.

Los perros educan a sus cachorros: les corrigen, auditiva o físicamente, su conducta. Les dan premios —caricia, afecto, o aplican correcciones no muy agradables.

Por último, y no menos importante: los perros—guía, aprenden conductas de comportamiento para atender o “servir” a su compañero humano. Estos deben aprender a reconocer riesgos o peligros para su tarea. Hay, en ellos, un comportamiento conocido como “desobediencia inteligente” que significa que el animal de asistencia irá en contra del deseo de su dueño para evitar una decisión equivocada.

Ah! Algo importante: los perros no son capaces de reflexionar…