Muy apreciada vecina
reciba un cordial saludo,
soy el vecino que la tiene arriba
y que anoche dormir no pudo.
El hecho de estar bajo su piso
parece una sanción multiplicada,
pues hace más grande mi suplicio
en frías horas de madrugada.
Usted arrastra sus muebles siempre
me cuesta creer que no los ve,
y si por casualidad es usted invidente
le pido perdón a usted.
Aunque usted no lo crea
me despierto en cada ocasión
cuando usted alegre taconea
practicando su baile español.
Mi sueño tranquilidad reclama
y no la he podido conseguir
por el incesante chirrido de su cama
que no parece tener fin.
Esas sesiones tan seguidas
el sueño me desbaratan,
usted pasaría desapercibida
si se mudara a una casa.
No crea que es cinismo
ni vaya a juzgarme mal,
yo cuando joven hacía lo mismo
y me tuve que mudar a otro lugar.
Cuando yo salga de vacaciones
le avisaré con una carta
para que aproveche esas ocasiones
y pueda disfrutarlas a sus anchas.
Es todo lo que puedo hacer
además de presentarle mis quejas,
me despido de usted respetada mujer
a ver si esta noche dormir me deja.
Atentamente,
su vecino consecuente.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Derechos Registrados
Bajo el Nro.55620114
Maracaibo, Venezuela.