La nostalgia de los
seres amados,
siempre la llevamos
en nuestro pensamiento
y llevamos su recuerdo
en el corazón guardados,
como un preciado tesoro.
Un simple detalle o palabra
hace que pensemos en ellos
y en la distancia lejana
guardamos nuestro secreto.
A veces una gran emoción
hace saltar las lágrimas
por no tenerlos cerca
o porque se han ido lejos;
y en la garganta un nudo
se ahoga con un suspiro,
y soñamos que hablamos
con nuestros seres queridos
como si los tuviéramos
a nuestro lado,
en la soledad de tantos años
a la que no nos acostumbramos.
Y cuando un ave de paso
vemos en el cielo raso,
le pedimos un deseo:
que lleguen hasta su encuentro
y les digan lo mucho
que los queremos.