Con un cielo tan azul y el mar
cantando una conocida y dulce melodía,
estabamos aquél bello y mágico día
en una entrega tan nuestra al amar.
Parecíamos no poder calmar
esa hambruna y lo que sucedía
era algo onírico que a gritos pedía
vivir y en nuestra historia plasmar.
El paisaje se vistió de lujuria y pasión,
gaviotas revoloteaban por todos lados,
era colibrí libando tu rica miel.
Fueron momentos de ensoñación
hasta quedar laxos y abrazados
mientras el sol seguía acariciandonos la piel.
BELLA AL EXTREMO
En la arena quedó plasmada tu figura
repujada por de mi cuerpo el peso,
parecías parte de la misma natura,
bella al extremo pero sin exceso.
Cómo puede haber tanta hermosura,
hasta el mar vino a darte un beso
y sin borrarte, con inusitada dulzura
se retiró lento, lleno de embeleso.
Eso me pareció que hizo el gigante
y yo que vi tal acontecimiento
di gracias a Dios por ser tu amante,
el dueño de tu tiempo y sentimiento,
con quién compartes cada instante
para hacer imborrable cada momento.