Muere la larva al interior de su capullo,
Ya no puede despertar,
Del sueño de ser lepidóptero,
Conocer las alturas y volar por los cielos,
Ya no podrá abatir las alas,
Y exponer sus sublimes colores,
Muere la niña al interior de su cuerpo,
Cuando en un intento por crecer,
Le arrebatan la virtud que guardo,
Por tanto tiempo.
Muere el nasciturus,
Que está por nacer,
Cuando aquella mujer,
Que en su vientre lo guarda,
Lo decide no tener.
Muere el cuerpo,
Cuando el corazón,
Ha dejado de latir,
Pero, en todos los casos,
El alma trasciende,
Buscando un mejor vivir.
Javi Jimenez