Cada día debo
tener sorpresas
imprevistas en mi vida.
Comparto mi existencia contigo.
Desde hace...
¿diez años?
El tiempo pasa...
y los sentimientos se acrecientan...
Es mi hija,
y no puedo dejarla
en este momento,
sin mi apoyo...
Mi esposa falleció
hace veinte años...
Mi hija ya tiene veintisiete.
La cuidé solo
durante muy poco tiempo.
Comenzó a hacer
sus estudios secundarios
a los trece...
sin terminarlos,
porque a los diecisiete
se enamoró de un
muchacho de su misma edad.
Dejó sus estudios.
El amor fue más fuerte
que su estudio.
Como padre lo acepté.
A los veinte se unió
con el hombre equivocado.
Cosas que suceden en la vida.
Pensé que el amor de ellos,
se igualaría al que
yo tuve con mi esposa.
El destino me arrebató
a su madre...
El amor de ambos,
conviviendo, duró dos años.
Por suerte, eran libres
y no tuvieron hijos.
No quiso seguir sus estudios.
Entró a trabajar
como empleada
en una tienda,
desenvolviéndose muy bien.
Hace un año la tienda
tuvo que cerrar sus puertas...
y hasta ahora no ha
conseguido trabajo.
Vive angustiada...
y me está pidiendo
socorro económico.
Te comento que he de ayudarla,
y tú me respondes no lo haga.
Me sorprende tu respuesta,
puesto que siempre
la has apreciado,
por ser mi hija.
Pero, ¿sabes?...
No he de hacerte caso.
Nació a través del gran amor
que tuve con mi esposa,
su madre...
No por un egoísmo tuyo
dejaré de ayudarla.
Llegó al mundo
por haberla creado por amor...
Tú, eres mi amante...
Derechos reservados de autor( Hugo Emilio Ocanto - 03/02/2014)