Nicole Del Río
Visité una hacienda, por una avenida de México
En ella encontré cultura, del México post-revolucionario
Según dicen… espacio de Diego y Frida
Un paraíso construido para los grandes del ayer.
Fue Dolores una mujer hermosa,
Que por su inquietud juvenil, buscó su mundo de amistades
Todas ellas en el glamur, pero también en la cultura
De perpetuar a un México que en esos días ocurría
Fue intima de Diego y la pintó en su linaje
Con un hermoso vestido tehuano y collares,
Rica fue la tradición que Dolores conjugaba
Ella se rodeó de esplendor, obsequios, y arte
Todo tenía un porqué, ella así lo sentía
Aún en la riqueza en la que se cubría,
No podía encontrar la paz, ni el amor que quería,
Tal vez buscaba una pasión que locura se volviera.
Al parecer no la encontró, sus huellas así lo dicen.
Pocos pueden apreciar la tristeza de su alma,
Pues ella se encargaba de cubrirla a toda costa
Con fiestas y tertulias, pero el tiempo pasó
Y aún con todo eso, ella tuvo necesidad de dejar
Más huellas de su vida, a todo México heredó
Una hacienda, pertenencias, arte de gran valor.
Para tatuar su huella, sus hijos se encargaron
De cumplir su encomienda, tal vez quiso decir
Es posible vivir mejor si se conoce la puerta,
Pero cuan equivocada, muchos no la entienden.
La creen parte de la burguesía de ese tiempo mexicano
Sin embargo en su alma gran tristeza existió
Se sentía sola, aún con todo lo que se rodeó,
Un día ella partió, dejando su paraíso.
Dando cuenta de la clase burguesa
De ese espacio y tiempo, que no ha cambiado mucho.
Pues la pisada se siente hasta matarnos de hambre,
Paraíso, cultura y arte.