Yo no quiero el cielo de Manhattan,
Yo no quiero tus discos en vinil,
Yo quiero tus besos que me matan,
Y me encuentro con el infierno de Chernobile.
Desgracia ajena a mi custodia;
sin motivo, merecedor de esta pena
que no embriaga, marchita y sin gloria
solloza mi voz en mi colmena.
Sordidos gritos lugubres de amor
que piden a lagrimas un crepúsculo contigo,
para poder calmar este estupor.
Te pido que te ovilles y me des abrigo
para calmar mi acezar y temor
pero por favor, no me obligues a ser tu amigo.