Permita que le hable de la pasión que curva su cadera,
deje que le cuente los deseos vivos en sus pechos de lino,
deje que le diga lo que el cuerpo dice;
quiero faltarle al respeto, con todo respeto se lo digo.
Quiero faltarle al respeto, aquí,
en su casa, en su cuarto y en su cama.
Que pérdida tan grande sería no probar su piel de noche,
el no verla erigirse escultural sobre mi cuerpo,
Que pérdida no sentirla entre mis manos,
entre mi lujuria , entre mi líbido.
Que pérdida no llenarme de sus gluteos,
ni poder entrar en los muslos blandos que sostienen su paso.
Señora, yo puedo hacer cambiar tal destino,
pero a usted le sobran los años que a mi me faltan
y le faltan las ganas que a mi me sobran.