Me cuesta ser sincero confidente,
abrir mi corazón amurallado,
contarle a la pantalla y al teclado,
cositas que me pasan por la mente.
Darle notoriedad a lo que siento,
a veces me apuñala por la espalda,
me deja al descubierto y sin aliento,
pero he de confesarte, que me encanta.