Cristal era una niña de nueve años que amaba a los árboles con sus flores, a las mariposas, a las aves y a toda la naturaleza.
Algunas tardes, después de hacer lectura, Cristal salía al campo jugar con las mariposas, a escuchar el canto de las aves y a dormir a la sombra del viejo árbol donde siempre jugaba.
Un día mientras Cristal jugaba en el campo le dijo a su amigo el árbol:
- Mañana te traeré un viejo amigo, para que puedas hablar con él
El árbol guardó silencio, mientras pensaba para sí mismo “¿Qué amigo será ese?
Al día siguiente Cristal terminó su lectura acostumbrada, guardó su libro y salió corriendo al campo, y en su carrera olvidó llevar el amigo que había ofrecido llevar al árbol.
El viejo árbol los estaba esperando, pero al ver que la niña había llegado sola, guardó silencio y no hice mención del asunto.
Otro día después, Cristal terminó su lectura pero no guardó su libro; lo llevó con ella a su paseo por el campo. Ella había leído que los libros eran fabricados de pulpa de papel, y que la pulpa era extraída de los arboles. Por tal razón pensó que su amigo el libro, seguramente había sido también amigo del viejo árbol, antes de que lo cortaran para convertirlo en pulpa de papel.
Esa tarde Cristal llevó a su amigo el libro para que se reencontrara con el viejo árbol y juntos pudieran conversar tantas cosas que seguramente tenían pendientes por decirse; y mientras los pájaros jugaban curiosamente en el pasto y las flores perfumaban el aire, Cristal se quedó dormida recostada a su viejo amigo, mientras soñaba que su hermoso libro volvía a florecer en el campo, ofreciendo todos sus conocimientos al viento, para que éste con sus soplidos, lo llevara a todos los habitantes de la Tierra.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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Maracaibo Venezuela