Y las notas del violín con sus cuerdas
enlazando van latidos, como hilos
aún en tantas tácitas caretas
de adioses que jamás han existido.
Inventamos nuestro idioma de novela
en etéreos jeroglíficos sin signos
en espacios sin un tiempo, ni libreta,
sin un folio o un libreto bien escrito.
En las aguas que tiemblan, turbulentas
ya no hay ríos que contengan este brío
ni balcones con radiantes Julietas,
sólo el resto del amor sin un olvido.
Romance de telares de odisea
sí existe, si a tu pecho ha vestido
su realidad en fantasía conserva
¡nuestro amor sin final, eterno brillo!
Copyright© 2014 Rocío Vega-Ponce