Es tan insólito observar como la lluvia cesa, amaina y conserva su fuerza, energía dispersa y prosas farsas, en casualidad o causalidad de pronto brota una sonrisa, cuando se alinean los astros y es primicia la aurora voreal, un inventario de nubes al sol y al suelo reluce el oscuro metal, augurio oriental y tal y tal, de aquí de allá donde se extienden las altas montañas, las chozas, los ríos, el néctar del Himalaya, contacto hasta con las uñas en sierra fina y frias costuras, no ápatico, atipíco, heterotopíco en ambas modernas y antañas posturas, manutención de las raices, no en armas compaces, circundancia y directrices formando el cimiento, las bases del animo en días grises y un conocimiento homónimo del viento y sus cauces como cisnes en viaje esperpento esperando encontrarse entre tantos.