Sentado en su cama hablé con la muerte
salió la luna y llenó el cuarto
al trasluz miré a mis antepasados
atrapados en un rayo
forrado de humo
La noche dijo que los que fueron
caminan descalzos
Algunos
aun como sombras
se ven acabados
y en un brindis recuerdo cómo se prodiga
el último adiós
Ella me cede una piedra de mar
y predice que la perderé
y la pierdo
pienso
que con piedras como aquella
podría levantar casas para los gnomos
y la superficie de sus ojos
refleja la piedra perdida
y al levantarse me permite ver
el atavismo de mi rostro
en el espejo de su alma
Sentado a su lado puedo soñar y sueño
y la mano del que fue como mi padre
aún puede obsequiarme dulces
y hacer la señal de la cruz para bendecirme
por última vez