Era una tarde
soleada y de encanto
primaveral
llena de risa y canto.
La poetisa se dejaba llevar
por el vuelo irrefrenable
de los pájaros
caminaba por senderos
coronados
de florecillas silvestres
del campo...
En el momento colosal
y desorbitante
del sol que se escondía
encontró
un ave caída...
A sus ojos asomó
una lágrima sentida
y sintió en esa tarde
que la magia reinante
se perdía...
Adolfo César (NAZARENO)