Que el cielo gris cambie a un azul brillante, solamente por susurrar que te amo.
Y si ha de llover, que lluevan flores para adornar aún más tu belleza.
Que el tiempo desaparezca y así poderte besar eternamente.
Aceptaría la muerte sin chistar sólo por un beso tuyo, mojado y apasionado.
Los ángeles bajarán del cielo y se arrodillarán ante ti, mi diosa.
Si yo también he de arrodillarme, lo haré encantado.
Deseo ver a la tierra convertida en tu paraíso ideal.
¿Convertirme en tu sirviente? Por supuesto, te serviré hasta mi muerte.
Ya eres una reina y por derecho el cielo es tu reino.
Me presentaré ante ti como un bufón y con gusto te haré sonreír, cada día.
Desliza tus manos por mi rostro y que ésas caricias sean el motivo de mi felicidad.
Si has de abofetearme, sonreiré teniendo mis mejillas.
La luna quiere compararse contigo, le diré que se rinda porque será opacada por ti.
Permíteme recorrer tu cuerpo con mis labios y sentir el calor de tu piel desnuda.
Y si he de quedarme junto a ti para siempre, mi dicha será infinita.