Cada rincón de mi vida
es como un árbol deshojado
en otoño, que en medio
del susurro del viento
busca sin cesar, abrigar
su desnuda madera.
El viento ha sembrado
en los caminos del tiempo
sus vestimentas, cada una
lleva consigo un poco de mí,
un poco de tí, y un poco
de ambos.
Se siente su crujir cuando
los pies del día se hunden
en su frágil cuerpo, este
cae al suelo mimetizándose
con el y compartiendo el deseo
de volver a formar vida.