Le pregunté por ti
al viento que serpentea entre mis dientes
a la luz tenue de la mañana
y también a las palmas de mis manos,
si es que recordaban acaso
la textura exacta de tu piel
y el diámetro preciso de tu cintura
Y a un fugitivo haz de luz en el fondo del mar
a aromas transportados en las corrientes del día
a una desconocida mano aferrando desesperada un asidero cualquiera,
les pregunté por la dirección de mis pasos
por las huellas de tu silueta reflejadas, en las pozas sobre el asfalto después de una noche de lluvia
Interrogué incluso a la memoria de las olas
a la brevedad de sus crestas de espuma
a la corriente que arrastra cuerpos y piedras a la vorágine,
por el sentido de tanta intensidad en la imagen lejana de los días,
por el paraíso donde van uno tras otros a yacer
los recuerdos que con tanto esfuerzo olvidamos
Le pregunte por ti a mi memoria, a mis recuerdos
a las fotografías que guardo escondidas en uno de los cajones de la cómoda
que donde estás ahora
que qué estas pensando ahora
que qué significan la estela ardiente que tus dedos dejan en mi mejilla
que por qué el pasar del viento me recuerda el mecerse de tus cabellos en la tarde
que en quién estás pensando ahora
que quién mide ahora su felicidad en el diámetro de su brazo rodeando tu cintura…
y si es que han visto pasar por ahí acaso
los recuerdos que sobre mí tú cobijas, en las profundidades de tu memoria
y si es que si saben lo que significa
esta melancolía que me devora cuando te recuerdo y cuando pienso
en la cotidianidad de tu vida lejos, tan lejos de mis días.