Dios te ha bendecido
con luz y el color de tus ojos vivos...
con el tacto suave de una rosa bella...
oler su perfume,
mirar las estrellas,
probar el sabor más dulce...
¡el de los besos!
jugando en tu piel, cual niño travieso...
y escuchar sin prisa
la canción perfecta
que alumbre tu alma a Dios, en línea recta.
Deja de quejarte, ama tu destino...
sonríe a la vida y sigue tu camino.
Mira tu jardín...
¿ves lo que has sembrado?
¡Todas esas flores habrás cosechado!
pues lo tienes todo para conseguir
un vida plena...
radiante y feliz.
Alicia Santi
05/02/2014