Me dices que tu vida
es un tormento.
No vayas a pensar
que la mía es un Edén.
Que tienes problemas
en tu hogar
con tu esposo
y con tus hijos.
En algo se asemejan
nuestras vidas.
Que sientes permanentemente
deseos de llorar,
porque ya no eres feliz...
¿Podrías nombrarme
una gran cantidad
de parejas que sean
totalmente felices?
No digo que no existen.
Las hay, más de las
que podamos imaginar.
Me da mucha pena
los que no son felices.
Tú no lo eres.
Pretendes más felicidad
de la que tienes.
Debes aceptar la infelicidad,
así como aceptaste
casarte, y llegar
a ser madre...
Tu esposo y tus dos hijos,
son parte de ti.
Acepta la realidad.
Están con vida,
y eso debe ser
parte de tu felicidad,
incompleta...
Nuestras vidas
se asemejan tanto...
Tampoco yo soy
totalmente feliz.
Pero ante Dios,
he dado el sí...
y tengo que cumplir
mi promesa de amor...
Tú me atraes,
yo te atraigo...
¿Quieres que lleguemos a la infidelidad?
No lo hagas.
No he de hacerlo.
Seamos fieles.
Pasar un momento
de placer...
¿para qué?
Si tú puedes hacerlo
con tu esposo
y yo con mi esposa.
¿Tienes deseos de llorar?
Te cedo mi hombro...
y llora todo lo
que quieras sobre él...
¿Infidelidad?
No...
Llora, desahógate,
aquí tienes mi hombro...
Derechos reservados de autor (Hugo Emilio Ocanto -06/02/2014)